06 julio, 2007

Antirrabica

Ay! A ver... Cómo empezar? Cómo empezar a contar lo que me paso hace un rato después de relatármelo ya tantas veces y de ir recapitulando y organizando lo que mi memoria fue recordando? No importa que sale, lo tengo que publicar, que contar igual. Lo cuento como un relato de ficción o como una noticia periodística? No sé, quisiera que sea entendido como algo real, que sucedió, pero odiaría meterme en el rubro periodístico a esta altura. En este país los medios más serios ya son bastante amarillistas y los supuestamente amarillistas ya son fanzines de preescolares con defunciones mentales e incapacidades motrices. Empiezo por el principio mejor:
Viernes, doce menos algo del mediodía. Termine mi ultima sesión psicoterapéutica pre-viaje y me subí a un colectivo 146 rumbo al hospital Durand. En este viaje se dio una situación, un drama, un coso inimaginable por mí. Voy a empezar por ponerle nombres inventados a los personajes para que Ud., hermoso y paciente lector, entienda mejor la historia, ya que simplemente etiquetarlos por características que los conforma seria confuso debido a que fueron todas viejas. Si, ya sé, capaz vos me conoces y tense cierta idea de las cosas que pasan y pasaron, o qué yo pienso de este grupo de gente que integra el mundo, la sociedad, etc. Pero a no ser injustos: no me juzgues aun, esta secuencia fue creada por viejas against other viejas. Entonces, aquí van las referencias de los personajes que integraran el relato:
Beatriz: Señora bien intencionada (sí, hay cierto juicio de mi parte, pero es imposible escaparse a ese, no es cierto?) de unos cuarenta años como mucho.
Berta: Señora de unos sesenti-largos con algún que otro problema de salud, según se dijo.
Marta, Marcela y Melchora: Señoras de unos cuarenta y pico. Algo lookeadas (teñidas, anteojos oscuros y otros accesorios así que se iban mostrando en diferentes combinaciones y colores) pero de forma bastante grasa y desagradable al ojo del autor de este texto.
Como algunos notaran, para facilitar mi opinión y "los bandos" denominé a los personajes de una esquina del ring con nombres que empiezan con "B" y en la otra esquina los nombres que empiezan con "M". Y ahora, el tan esperado y alardeado relato:
Yo me encontraba parado en el fondo del colectivo, que estaba algo lleno. Se podía realizar cierto movimiento o acomodación pero con cierto cuidado y frase que pide permiso. Marta, Marcela y Melchora estaban sentadas en los dos pares de asientos que le siguen a la puerta de salida del vehículo, que se ubica a la mitad del mismo, del lado derecho, o sea, del lado de aquella salida. En el lugar que quedó ahí ocupado sin nombrar estaba un señor que no tuvo participación significativa.
La secuencia se pone en movimiento cuando Beatriz le pide a Marta y a Marcela si alguna podría abandonar su asiento para que sea ocupado por Berta, quien tenia problemas de salud y hasta le había costado subir al colectivo, parece. Después de ciertos segundos de miradas entre estos cuatro personajes y frases banales y dudas, Marta y Marcela comienzan el operativo de abandono de sus asientos por medio del levantamiento de sus (pareciera) industrialmente pesados traseros. Obviamente se las notaba poco contentas con su situación y como no son gente egoísta se molestaron en transmitir todo su descontento con empujones y malos tratos a los pasajeros que observaban de lejos la situación que empezaba a desarrollarse. Esta misma, empezó a tardar mas de lo esperado y ahí es cuando Melchora, sentada en la segunda fila de asientos con el hombre mediocre, se mete en la escena con todo su glamour: "Ay! Pero, a ver... Dejame, yo le doy el asiento, esto así no va" y ese tipo de cosas se escucharon salir de su boca (que yo nunca vi, ya que solo la conozco de atrás) mientras echa al hombre de su asiento y ella sale también del suyo para luego volverse a sentar (No, el hombre después se quedo parado y alguna otra vieja aprovecho la confusión para ocupar su lugar y no hacer quilombo).
Imagine Ud., querido lector, que en este momento había un movimiento insoportable en el pasillo del colectivo. Demasiadas personas pretendían dejar sus asientos al mismo tiempo y no había lugar, todo se volvió una especie de masa única conformada por distintos materiales de ropas y camperas. Después de quejas y quejas Berta consigue su asiento, Marta queda parada, Marcela se sienta next to Berta, Melchora sigue sentada, obviamente (y ya demostraba que era la que más se quejaba y la que menos perjudicada salía en todo momento) y Beatriz, que solo pretendía conseguirle un asiento a la enferma Berta, seguía parada sin aspirar ni creer merecer ni necesitar mas que eso. Pasan unos segundos donde yo, el autor, como no veo de frente a las "M" no las noto incomodas ni nada. Al menos no hasta que empiezan sus catarsis, sus notas de opinión que, obviamente, todo el resto del colectivo esperábamos mucho mas que ansiosos y con interés. Empiezan a quejarse, no están conformes con la situación, cuestionan la moral de Berta y sobre todo la de Beatriz. Las insultan, creen tener la razón. No hablo de la razón frente a esta situación u otra. Hablo de que parecía que creían tener LA razón, aquella que yo dudo que el hombre pueda comprender, y que la búsqueda de la misma llevo a la locura e insanidad a tantos pensadores durante la historia; Estas mujeres parecian creer tenerla y atesorarla como unica e imposible de compartir, evitando así justificar lo que decian de ninguna forma.
A estas alturas ya todo el colectivo sabía lo que pasaba y estaba atento. Yo, en el fondo (del colectivo, no mío), ya empezaba a crear cómplices con miradas y alguna sonrisa y a desear el caos y el bardo en el transporte, ya que puedo admitir que me divertía, aunque mi apoyo y lastima recayó en Beatriz, quien considero que no tuvo mas que buenas y humanitarias intenciones (que no sabría bien decir que son tampoco) y eso les manifestaba a sus opositoras: "Estamos perdiendo la humanidad, señora. Esta señora -refiriéndose a Berta, claro- esta enferma, subió arrodillada al colectivo...". Las "M" gritaban cada una su discurso: Que no tiene importancia, que no tiene nada que ver, que porqué ellas tienen que sufrir esto y no otros, que hay asientos adelante supuestamente reservados para estas circunstancias, que debería pedirle asiento a los hombres (porque claro, el machismo siempre es usado cuando conviene), y así ellas se iban entendiendo, agrupando e intercambiando formas de ser arpías como si fueran recetas de bizcochuelos y que "un pizquita mas de azúcar impalpable es mi secreto".
Yo, en el fondo ya sonreía y hasta movía levemente mi cuerpo para ver mejor, para comprender mejor, para disfrutar mejor. A continuación preste especial atención y escuche lo que, para mí, fue el clímax indiscutible de la sátira. Entre cacareos atonales se escucho a Marta gritar "...Porque yo le di el asiento y el merito se lo lleva ella!" haciendo alusión a Beatriz, que al escuchar no lo podía creer y se quedaba boquiabierta. Yo, no lo podía, ni puedo, creer esa frase. Ahora la solidaridad parece que se efectúa en busca de merito. Fue impresionante desde mi punto de vista. Que me perdí? Yo no sabia eso, por algo no hago trabajo social y acepto mi egoísmo, pero no, estaba equivocado. Yo cuando no le dejaba el asiento a alguien era para poner mi comodidad por sobre la del otro. Ahora entiendo que el asiento debo darlo para sentirme satisfecho y bien visto, para bajar con merito y una capa extensa y roja del colectivo. Fue un vuelco, es un vuelco: quiero salir a la vida, ahora estoy listo! Deseo hacer el bien sintiéndome mal, porque de esa forma no solo haré del mundo un lugar mejor, sino que juntare mucho resentimiento que luego podré echar en cara para huir impune. Acaso esta es LA razón que ellas poseían? Acaso Nietzsche apostó su sanidad por este secreto? Creo estar capacitado para decir que si, y que vale la pena.
Ahí, en ese momento, me salió la carcajada. No lo pude evitar. Reí fuerte y para afuera, capaz hasta buscando meterme en la escena para desearles una muerte pronta a algunas personas antes de bajar y volver a tierra firme. Mis compañeros cómplices me miraban pero no lograban decidir si entendían mi risa. Miro a un tipo de unos pocos años mas que yo y le digo entre risas "Que patético". Él, como si hubiese dicho la frase exacta, levantó las cejas y afirmo conmigo "Si, es eso; patético". Entonces los de mí alrededor ya me comprendían mejor, ya entendían que era uno de esos "reír por no llorar" y se acercaba mi bajada y con tal, el fin del relato.
El 146 empezó a bordear el parque Centenario y yo, mientras seguía riendo, toque el timbre y baje. Camine sonriente hasta el hospital y tooodo el camino de vuelta a mi casa. Seguía pensando lo impresionante que puede ser la persona que a uno le toca tener al lado y me di cuenta que lo más irónico es que estaba yendo al hospital para darme una vacuna antirrábica.


Notas:
En otro momento las escribo, chau.

14 comentarios:

Lucía dijo...

Pues yo aparecí en tu rincón de casualidad. Y estaba pensando que es curioso saber lo que piensa un desconocido al otro lado del mundo. Y, nada, eso, que sepas que otra virgo gallega paso por aki y se sintió identificada con algunas de tus ideas. Sin más...
www.quenadaesnada.blogspot.com

Anónimo dijo...

me lei toda la historia, me atrapó, me atrapaste mati. gracias por este momento.

buen viaje y el lunes salimos a ganar....(comida, obvio)

abrazo pa

Vivianne dijo...

Fuertes y débiles, geniales y tontos...catarsis patética, sin respiro y a media luz danzas por las letras al punto de hacer mía al punto de verme reflejada en un colectivo repleto al amanecer....muy bien... te sigo...

Roberto Bernasconi dijo...

http://es.youtube.com/watch?v=GsfVw9xxoNY&mode=related&search=

http://es.youtube.com/watch?v=qWmiO4SavZI

Anónimo dijo...

me compenetre tanto con el relato que me voy a tener que ir a vacunar(?).
y si Mato, es asi la cosa. mejor reirse supongo.
Saludos!!

Anónimo dijo...

jajajaja mateee mauy bueno, valio la pena tan largo
quiero decir solo 2 cositas:
aguante el grupo M...por mas q se haya desubicado, capaz fue una forma de decir lo del merito...siempre voy a defender a cualquiera antes q las viejas.
y me senti muy identificada con eso de que te divierte q haya lio. hay gente q le da miedo cdo pasan estas cosas. a mi me encantan!! (siempre q no me involucren a mi, claro) pero me encantan en serio!
disfruto mcuho.

buen, nos vemos a la noche.
besos!!


pd. que mal no les hayas podido ver la cara :(

Matias dijo...

lucy: gracias por pasar y comentarlo. nos leemos y me alegro que haya caido bien lo leido.

fresqui: che, que mal que no se pudo hacer alguna cosa despedisesca pero buen, ojala logremos hacer alguna de bienvenida, de buenregreso... yo me quede con ganas de ganar...

vivianne: jaja, no se si me seguiras o no, pero buen, me alegro que siga gustando lo que pongo. nos vemos, cuidate.

rober: take me down to the paradise of amish, where the barn is red and the girls are dressed...

marto: me alegro que haya gustado. un tiempo de no saber de ud, no? ojala ande bien y mejor. hablamo.

meli: veo que no entendiste que escribi porque el grupo M estaba compuesto por las viejas de mierda, el otro no. venis entonces?

Roberto Bernasconi dijo...

he just kept saying life was like a box of chocolates

Te nos fuiste man.
Te mandé un mail.



Amishbrazo de Gaulle.

Roberto Bernasconi dijo...

http://es.youtube.com/watch?v=NzNLuXj8f64&NR=1

Anónimo dijo...

Gran relato de lo absurda y lo patética que puede ser esta sociedad individualista y frívola.
Me ha sucedido en mas de una ocasión largar una breve carcajada al ver a gente tirandose de cabeza a un asiento libre, llevandose por delante todo lo que se les cruce. Asi que me compenetré con el relato y lamentablemente no me sorprende. Como decis vos "reir por no llorar".

Babylonya dijo...

trabajo con gente...y gran mayoria son "esta clase de gente"...uno a veces se amarga...pero tendría que ocurrir todo lo contrario...hay q verle el lado positivo y sentirnos contentos de afirmar...¡¡¡¡menos mal que no soy de "esta clase de gente"...!!!

Anónimo dijo...

Delicioso el relato. Como consumidora habitual del 55 tengo que confesarte que escenas de esa calaña presencié (y protagonicé) muchísimas, pero siempre es un placer ser testigo de una pelea entre viejas chotas.

Salud.

Lucía dijo...

No es un dialecto, es un idioma. En todo caso, tanto el gallego como el español son dialectos del latín. No te acostarás sin saber una cosa más...

Matias dijo...

rober: groso video... mas que nada la vaca, el tipo prendido fuego, el conserje (?) vestido de rosa y el negro que dice que las cosas tienen punch...

rodrigo: si, igualmente prefiero gente peleandose por el asiento que pretendiendo esperar algo a cambio por dejarlo... el egoismo es lo mas natural del mundo... no suelen haber muchos videos en discovery de leones ayudando a cruzar el charco a la gacela huerfana... esto estuvo de mas, disculpa...

babylonia: pero porque es la unica que queda... lo ideal para mi no seria ver de lejos esto... esta es la gente que despues con pelotudeces te puede influenciar la vida... no se bien con que... pero por ejemplo con su voto...

adreah: se, aguante el 55... de mis predilectos y mas garcas vehiculos publicos... pero se lo quiere...

lucy: pero entonces me acostare sin entender que escribis por ahi... para cuando unas traducciones?